Estos días estuvimos paseando por los siguientes lugares:
- Santa María la Mayor. Tenemos pendiente entrar para visitar sus bonitos mosaicos. Solo admiramos la única columna que queda de las 8 de la Basílica de Magencio, que está coronada actualmente por una estatua de la Virgen.
- Plaza de Venecia, actualmente en obras con el metro romano. En ella podemos contemplar el Palacio Venecia, actual museo, famoso por su balcón, donde se asomaba Mussolini. El gigantesto y blanco Victoriano, con sus enormes dimensiones, que hace que su grandísimo caballo del centro, en el que dicen caben 20 personas, apenas destaque. También tenemos aquí la Columna de Trajano. Y mirando de frente al Victoriano, a la derecha siguiendo su acera encontramos unas bellas escaleras, adornadas con estatuas, que nos llevan a
- La Plaza del Campidoglio, sobre la colina Capitolina, diseñada por Miguel Angel. En ella encontramos, en medio, la estatua ecuestre en bronce de Marco Aurelio, enmarcada por las escaleras y tres palacios. De frente el Palacio Senatorio, actual Ayuntamiento de la ciudad, y a los dos lados el Palacio de los Conservadores y el Palacio Nuevo, ambos actual Museo Capitolini, de obligada visita, conectados entre si a través de una galería subterránea que acoge la Galería Lapidaria y conduce al antiguo Tabularium, cuyos arcos monumentales dan al Foro Romano.
- Contemplar el foro desde esta colina, te hace sentir cosas que resultan difíciles de explicar. Es como una mirada al pasado, a nuestro pasado. En esos momentos te sientes romano. Miras el Arco de Triunfo de Séptimo Severo e imaginas las procesiones de los generales victoriosos, cargados con botines y seguidos por masas de prisioneros y al pueblo romano vitoreandolos, y sientes cierta nostalgia del pasado.
- Siguiendo la Via Sacra, que era el recorrido de las procesiones, nos encontramos con el Arco de Tito, y después con el de Constantino y finalmente el Coliseo. Creo que este paseo por los restos de la Roma clásica debiera ser obligado a todos los visitantes de la ciudad.