lunes, 28 de abril de 2008

La Seguridad Social...

Hoy hemos estado viendo a un familiar que se encuentra internado en un hospital de la Seguridad Social.
No voy a hablar de lo deprimente que resultan sus instalaciones, ni de la masificación, ni del buen o mal servicio que prestan, si no del trato, y con ello no me refiero a que sean más o menos simpáticos. Soy castellana, no estamos acostumbrados a zalamerías ni forzadas sonrisas, pero si queremos competencia y buena educación. Eso es en parte calidad de vida.
Bueno, el caso es que nos comentaba la familia que le habían ingresado el viernes desde urgencias. El sábado y después de unas pruebas, el médico, que le había tenido desde el ingreso con suero, decide retirarselo y autorizarle la comida. Hay también que tener en cuenta que esta persona es diabética y sigue un tratamiento para el corazón.
Bueno, pues empiezan que la medicación para el corazón no se la dan el sábado, cuando su mujer la pide, dicen que es que no la tienen en la planta y que tendrán que pedirla a cardiología, pero vamos que no lo habían hecho. El sábado tampoco le dan la comida y cuando la piden, contestan con "ah yo no se nada", al final la recibe más tarde. Cuando se da cuenta la familia de que le están suministrando yogures con azucar, informan al personal que es diabetico, cosa que éstos tienen que saber, ya que le están poniendo insulina.
En fin, el caso es que para conseguir que se le retire los alimentos con azucar, que se le suministre su tratamiento para el corazón y que le den de comer, tienen que insistir varias veces, pero lo que menos esperas es que cuando aparece la enfermera jefe de la planta, identificándose, sea para en lugar de pedir disculpas por los errores, te pida explicaciones de porque se estaba acosando con tantas peticiones a su personal.
La verdad no se sabe si este es un país de locos, de incompetentes, de caraduras, o de todo un poco. Yo a veces pienso si será que la sanidad privada prima al personal de la seguridad social para que salgamos todos corriendo de ella y contratemos pólizas privadas para no tener que sufrir, aparte de la enfermedad de turno, los malos tratos de la sanidad pública.