Hoy hemos estado muy viajeros. Por la mañana salimos temprano hacia Taormina, no muy lejos de Acireale, fuimos a visitar lógicamente el teatro griego. Se realizo en tres fases, la primera en el siglo III a.C., la segunda en el siglo I d.C y la tercera en el siglo II d.C. Es hermoso, pero no se que impresiona más si sus ruinas o las vistas que se contemplan desde el mismo: hacia abajo la bahía con sus playas a más de trescientos metros casi en vertical y el Etna hacia arriba imponiendo su figura. Hoy como estaba despejado y no hacia viento, se podía ver cómo de su cráter salía una columna de humo.
La verdad es que hoy me he acordado mucho de mi amiga Mery. De haber estado aquí habría salido corriendo de Taormina, a pesar de su calle peatonal llena de tiendas de las grandes marcas, restos de su pasado glorioso, cuando era la ciudad de veraneo de los grandes astros de Hollywood. Y os preguntareis, que puede hacer que Mery salga corriendo de una calle llena de tiendas que muestran en sus escaparates las últimas novedades de los grandes modistos y en rebajas…? Pues varias cosas, por un lado el humo que salía del Etna, la hubiera hecho abandonar no Taormina, si no Sicilia, pero sobre todo sus carreteras. Según subes a la ciudad contemplas por encima como éstas son sustentadas por columnas, como curvas terrazas colgantes a muchos metros de altura, que salen y entran en los túneles horadados en la montaña. Si Italia es montañosa, Sicilia es pura montaña y Taormina, como muchas de sus ciudades, se encuentra en la cima de uno de sus muchos montes.
Después de comer nos hemos acercado a Milazzo, por dos poderosas razones, una para contemplar las islas eólicas, y una de las islas en especial, la que lleva por nombre el del volcán Stromboli y la otra, porque hace unos cuantos años, Milazzo, era uno de los puertos visitados por Él con uno de sus barcos. Vimos como salían de su puerto un montón de barcos hacia las islas, pero ya era tarde y apenas hubiéramos podido verlas, así que dimos un pequeño paseo, contemplamos de lejos las refinerías, vimos su pequeño puerto y nos despedimos camino de un pueblo cercano, Tíndari, para buscar una madona que una amiga nos ha pedido que la llevemos. La estuvimos buscando en Taormina, pero no la encontramos. Como no estaba muy lejos de Milazzo, nos acercamos subiendo como no, una montaña. Arriba se encontraba el Santuario Maria SS. del Tíndari, además de varias tiendas con una bonita cerámica, donde compramos una mariposa para la fuente pendiente de terminar de nuestra casa, así como un reloj de sol para colgar en el jardín y unos imanes para el frigorífico, además de por supuesto la Madonna de Tíndari del encargo.
Y ya a la puesta de sol, volvimos para casa y al llegar cerca vimos una imagen preciosa... se estaba poniendo el sol en ese momento justo detrás de la cumbre del Etna, dándole un tono rojo al cráter del volcán. Una bonita imagen. Hice fotos desde la carretera, pero me parece que no es lo mismo….