miércoles, 15 de abril de 2009

Safo

Hoy ordenando libros, he estado ojeando algunos de los poemas de Safo de Lesbos, a la que Platón llamó la Décima Musa.

Safo vivió hace aproximadamente 2.600 años. La mayor parte de su vida en la isla de Lesbos. Procedia de una familia noble y adinerada, su padre era un rico comerciante de vinos. Tuvo tres hermanos, todos menores que ella.
Siendo aún niña, su padre fue llamado a combatir en la guerra que Lesbos mantuvo contra Atenas por la posesión de Sigui, muriendo, por lo que con el paso del tiempo, fue Safo quien se ocupó del negocio familiar, haciendolo prosperar y posterior mente enseñando a sus hermanos.
Safo también participó en las luchas políticas de Lesbos e incluso estuvo implicada en una conspiración para matar al tirano Pítaco, junto a Alceo y otros conspiradores. Descubierta la conspiración, al final Pítaco les perdonó la vida pero fueron desterrados y Safo vivió su exilio, durante seis años, en Siracusa.
Allí se casó con un rico comerciante, con el que tuvo una hija a la que llamó como su madre y su abuela: Kleis, y a la que dedicó este bello poema:
Tengo una hermosa hija
Que tiene para mi

La esplendente belleza de una flor de oro,
Mi amada Kleis

A la que no cambiaria por todas las riquezas de Lidia

Ni tan siquiera por la hermosa Lesbos

En Siracusa se convirtió en el centro de la vida cultural y artística, pero al ser su marido un hombre mayor, murió al poco tiempo, dejándola una gran fortuna.
Safo es la creadora del género lírico. Antes de Safo existia la poesia épica, que nos habla de las hazañas de los dioses y los héroes... Ella fue la primera que cantó lo que sucedia en su interior, en lugar de lo que ocurria alrededor.
Además la poesía lírica, no se escribia para ser leida, si no que era cantada y acompañada de música, normalmente flauta, cítara o lira, con lo que el poeta creaba también la música, y en el caso de Safo, incluso la danza.
Al cabo de un tiempo Pítaco levantó el castigo, por lo que Safo pudo regresar a Lesbos, al igual que Alceo y otros conspiradores, terminando por respetar al tirano, que fue un buen gobernante, llegando incluso Safo a pronunciar palabras elogiosas en su funeral:
Este hombre que fue mi enemigo,
ha sido uno de mis mayores benefactores,
porque si no, no hubiera andado yo por esos mundos y siendo mi enemigo me quiso y fue sabio y bueno conmigo. Mientras que otros que están a mi alrededor y en mi sociedad, son mis verdaderos enemigos aunque me sonríen y me saludan cuando nos cruzamos en los caminos.
En Lesbos Safo fundó una especie de escuela donde enseñaba a mújeres jovenes: arte, canto, danza y literatura. Para todas estas chicas hubo odas nupciales compuestas para ellas en sus bodas.
Se sabe que Safo amó tanto a mujeres como a hombres y en sus versos cantó su amor a las mujeres sin ocultarlo. Se conocen los nombres de muchas de sus amadas, aunque su favorita fue Atthis. Cuando la familia de Atthis la sacó de la escuela para casarla con un muchacho, Safo escribió el bellísimo poema "El adios a Atthis", que es sin lugar a dudas mi favorito:
Vete tranquila.
No te olvides de mí porque sabes, debes saber, que yo estaré siempre a tu lado.
Y si no quieres saberlo, te recordaré lo que tú olvidas: muchas horas felices pasamos juntas; han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán y ramos de eneldo que junto a mi te ceñiste.
Han sido muchas las veces que bálsamo de mirra y regio ungüento, derramaste sobre mi cabeza.
Yo no podré olvidarlo y tú, tampoco.

Igual a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza y te oye en silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña...
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas.
Pues entonces, con guirnaldas de violetas y dulces rosas cubrías junto a mí tus rizos, ondeantes.
Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando...