Estoy volviendo a leer La Iliada. Después de Cometas en el Cielo, no sabía que leer y como hacia solo unos cuarenta años que leí el libro por primera vez, de forma obligada, pensé que era un buen momento para intentarlo de nuevo...
Ayer deje el libro después de la muerte de Patroclo. De todas las relaciones de amor del libro, siempre me pareció más hermoso el amor entre Aquiles y Patroclo, que entre la bella Helena y Paris.
Y también de las escenas más tristes fueron la muerte de Patroclo y la muerte de Héctor, así como el dolor manifestado por su muerte, tanto de Aquiles por Patroclo, como el de Príamo y Hécuba por su hijo Héctor.
La foto de hoy representa a Menelao, marido de Helena, sosteniendo a Patroclo, después de haber sido muerto por Héctor. La escultura, copia del original griego, del siglo IV aC, como podeis apreciar es bellísima, puede contemplarse en la Galeria de la Logia, que se encuentra en la Piazza de la Signoria en Florencia.
Y de la Iliada, os dejo con las últimas palabras de Patroclo a Héctor, sabiendo que su muerte sería vengada por su amado Aquiles:
Ayer deje el libro después de la muerte de Patroclo. De todas las relaciones de amor del libro, siempre me pareció más hermoso el amor entre Aquiles y Patroclo, que entre la bella Helena y Paris.
Y también de las escenas más tristes fueron la muerte de Patroclo y la muerte de Héctor, así como el dolor manifestado por su muerte, tanto de Aquiles por Patroclo, como el de Príamo y Hécuba por su hijo Héctor.
La foto de hoy representa a Menelao, marido de Helena, sosteniendo a Patroclo, después de haber sido muerto por Héctor. La escultura, copia del original griego, del siglo IV aC, como podeis apreciar es bellísima, puede contemplarse en la Galeria de la Logia, que se encuentra en la Piazza de la Signoria en Florencia.
Y de la Iliada, os dejo con las últimas palabras de Patroclo a Héctor, sabiendo que su muerte sería vengada por su amado Aquiles:
«Ahora puedes, Héctor, jactarte de haberme vencido. Pero la verdad es que morir era mi destino. Los dioses me han matado y, entre los hombres, Euforbo ha sido el primero. Tú, que acabas ahora conmigo, tan sólo eres el tercero, Héctor. Eres sólo el último de aquellos que me han matado. Y ahora escúchame, y no olvides lo que tengo que decirte. Héctor, tú eres un muerto que camina. Nadie podrá alejar de ti tu horrendo destino. La poca vida que te queda todavía, ésa vendrá Aquiles a arrebatártela.»