viernes, 21 de marzo de 2008

Amor eterno


El jueves estuvimos en Florencia. Salimos lloviendo a cántaros y durante todo el camino estuvo cayendo agua. Ya estábamos desanimados, ya que lo que queríamos principalmente era pasear por sus calles. El caso es que tuvimos mucha suerte, fue dejar el coche y escampar. Ya no llovió en todo el día hasta que volvimos al coche camino de casa, que eso sí, tuvimos un atasco de vuelta de varias horas, cosa lógica ya que toda Europa salió de vacaciones y parece ser que por la misma carretera que nosotros.
Dejamos el coche en un garaje muy próximo al Ponte Vecchio, estuvimos mirando sus escaparates y como no llevábamos ningún millonario al lado, pues no entramos en las joyerías, la verdad es que no consultamos ni los precios.
Al salir del puente vimos una cosa que ya habíamos visto por toda Italia. Se trata de una cadena cubierta por completo de candados, como en la foto, ésta pertenece a Viterbo, pero ya digo que lo hemos encontrado por toda Italia. Pero fue en Florencia donde preguntamos que significaba y nos contaron que es la última moda de los enamorados. Cuando se juran amor "eterno", compran un candado, ponen sus nombres en él y lo colocan en la calle. Dicen que en Florencia cada poco tiempo tienen que quitarlos ya que se llena con gran facilidad. La idea es de una novela. No conozco ni el título ni su autor, pero por lo que parece ha tenido mucho éxito, por lo menos la idea, dicen que está por toda Europa, nosotros lo hemos visto solo aquí.
Bueno, y pasando a nuestro recorrido, aparte del Ponte Vecchio, la Piaza della Signoria, la Piaza del Duomo, y la calle que une ambas plazas, visitamos el Palazzo Vecchio, que no conocíamos por dentro. Muy recomendable.
Después de visitar La Catedral, fuimos a comer, encontramos un restaurante con una variedad de menús, y por un día la mayoría consiguió no comer pizza. Pepe estuvo muy contento ya que por un día comió de cuchara, que la echaba mucho de menos, una sopa de verduras y además de segundo unos escalopines al limón que hasta le gustaron.
Al salir de Florencia pasamos por un centro comercial, ya que teníamos que reponer parte de la intendencia y por supuesto sufrir el atasco de las mini-vacaciones de primavera.

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