lunes, 24 de marzo de 2008

La Pascua

Ayer fue el último desayuno que tuvimos los seis y la verdad es que se nota mucho el vacío.Os echamos de menos.
Quedamos a los ocho de la mañana, ya que no querían salir tarde para poder pasar por Luca y visitar el Monasterio de Santa Gemma, aunque al final eran casi las diez cuando salieron de casa. No hemos conseguido contactar con ellos todavía, pero suponemos que a estas horas ya están en España.
Ya que habíamos madrugado, aprovechamos para limpiar la casa, hacer la colada, etc... A la una menos cuarto vino a buscarnos Giovanna, ya que nos habían invitado a comer el día de Pascua y yo lo confundí con el lunes de Pascua, pues en España generalmente a ese domingo lo llamamos de Resurrección, en lugar de Pascua. Bueno el caso es que a pesar del malentendido, fuimos a comer con ellas y el menú fue impresionante:
  • De primero unos "antipasti" de melón con jamón, chorizo, salchichón y aceitunas.
  • Después vino la pasta, una deliciosa lasaña de verduras, en concreto la mía solo tenía guisantes, y una variedad de setas, la de ellos además la añadieron queso.
  • A continuación otra lasaña, esta de carne picada con una salsa de tomate divina, la de ellos con dos tipos de quesos, además del parmesano otro que no recuerdo.
  • Después tomamos el clásico cordero pascual, muy bien especiado, con lo que no tenía el olor y sabor característico del cordero, que en general suele molestar. En Castilla lo arreglamos comiendo solo los corderos de pocos días que solo han tomado leche, los moros y parece que los italianos lo arreglan con una mezcla de especias, que hace que resulte delicioso.
  • Para acompañar, en lugar de pan, tomamos lo que se llama pizza pascual. Que más o menos es: a la masa del pan se le añade, huevo duro, jamón serrano y queso, bueno, la mía ya se sabe, sin queso.
  • Luego tomamos un dulce también de pascua que consiste en un bollo con forma de blanca paloma, que se emborracha con limoncelo, y acompañado de un huevo de chocolate, que según la tradición rompe la persona más joven y se queda con la sorpresa. En este caso la más joven era yo y la sorpresa un pequeño colgante con figura de caballito de mar. Todo una delicia.
Y después de una agradable sobremesa con nuestras anfitrionas, y recibir la promesa de que nos avisarán la próxima vez que hagan lasaña, subimos a la habitación para prepararnos, ya que a las cinco teníamos uno de los conciertos de Pascua. En el Museo Emilio Greco, rodeados de bonitas esculturas y en un enorme salón con unos techos de diez metros, nos deleitamos con varias piezas para pianoforte y guitarra española, de Diabelli, Boccherini, Castelnuovo-Tedesco y Piazzolla.
A la salida y a pesar del frío que hacia, decidimos en lugar de entrar en calor, igualarnos con el ambiente, tomando un delicioso helado antes de volver a casa.

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